NUEVOS DESCUBRIMIENTOS SOBRE EL MECANISMO DE INFECCIÓN DEL PARÁSITO DE LA MALARIA

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Un equipo internacional de científicos ha podido desvelar detalles no conocidos hasta el momento sobre cómo actúa el parásito de la malaria una vez ha infectado los glóbulos rojos. Esta hazaña ha sido posible gracias a la combinación de dos modernas técnicas de microscopia: la de fluorescencia de rayos X y la tomografía de rayos X blandos, esta última llevada a cabo en el Sincrotrón ALBA. El análisis de las imágenes de las células infectadas con el parásito ofrece nuevas informaciones que permitirían diseñar nuevos tratamientos contra la malaria, una enfermedad que se cobra más de 400.000 vidas cada año.

Aún no se sabe exactamente cómo el parásito cristaliza los hemo, pero ahora el grupo de investigación, liderado por Sergey Kapishnikov de la Universidad de Copenhagen, ha podido calcular por primera vez la velocidad de este proceso de cristalización con imágenes del parásito congelado in vivo. La clave del mecanismo bioquímico del parásito es que se deben coordinar las dos reacciones del proceso: la digestión de hemoglobina y la cristalización de los hemo. Como si de una cadena de montaje se tratara, la degradación inicial no puede ser más rápida que la cristalización; si no, los tóxicos grupos hemo resultantes se acumularían y la maquinaria siguiente encargada de tratarlos no daría al abasto de convertirlos en cristales. En consecuencia, los investigadores proponen un nuevo modelo del proceso donde predicen que necesariamente tiene que haber un mecanismo que controle y regule la velocidad de degradación de hemoglobina y, por tanto, también limite la liberación de grupos hemo.

Este descubrimiento es muy útil para el diseño de nuevos fármacos, cuyo objetivo sería sabotear este proceso de gestión de residuos: ya sea impidiendo la reacción que empaqueta los hemo tóxicos; o haciendo que se acumulen muchos de ellos atacando el sistema de coordinación entre ambos pasos – degradación y cristalización –, de manera que el parásito acabe ahogándose en sus propios escombros acumulados. 

La investigación se ha realizado gracias a la cooperación entre diversos centros internacionales: el Niels Bohr Institute de la Universidad de Copenhagen, el Helmholtz Research Center de Berlín, el Paul Scherrer Institute de Suiza, el Weizmann Institute of Science de Israel, el Sincrotrón ALBA, el sincrotrón suizo SLS y el europeo ESRF en Francia.


Combinando dos avanzadas técnicas de luz de sincrotrón

En el laboratorio, los científicos han infectado glóbulos rojos humanos con el parásito y han obtenido imágenes in situ desarrollando una nueva metodología. La novedad es que han combinado dos avanzadas técnicas: la microscopia de transmisión de rayos X blandos y la microscopia de fluorescencia de rayos X. La primera, la microscopia de rayos X de la línea de luz MISTRAL del Sincrotrón ALBA, permite obtener tomografías: imágenes de alta resolución en 3D de células. Con esta técnica también se estudió el primer glóbulo rojo infectado en BESSY-II, sincrotrón en Berlín. Por otro lado, la microscopia de fluorescencia de rayos X – llevada a cabo en el sincrotrón suizo y más recientemente en el sincrotrón ESRF en Francia – permite ver donde se encuentran elementos como el hierro, el potasio o el azufre dentro la célula.

La proporción entre azufre y hierro por ejemplo, permite deducir si el hierro que se observa con la fluorescencia es de los cristales de hemozoína, de la hemoglobina o son grupos hemo libres, i así acabar calculando las concentraciones de las diferentes moléculas. Además, analizando la cantidad de hierro presente en el parásito en función del tiempo, se ha deducido la ya comentada tasa de cristalización. Al haber hasta ahora varios modelos propuestos de cristalización, cada uno con su teórica tasa, el cálculo hecho in vivo ha permitido identificar cuál de ellos sería el más acertado.

Finalmente, el análisis de las imágenes de microscopia ha permitido también medir por primera vez cierta cantidad de grupos hemo no cristalizados dentro del parásito. Esto, es ciertamente sorprendente porqué ya se sabe que estos compuestos son tóxicos de forma inmediata y, según la tasa de cristalización calculada, harían falta 1'4 horas para procesarlos. Esto significa que el parásito tiene alguna forma de guardar estos hemo para qué no le maten: "probablemente asociados a hemoglobina aún no digerida", según sugieren los científicos.


Una nueva diana para atacar el parásito

Todos estos resultados han llevado a los investigadores a proponer un nuevo modelo de cristalización con sistema de feedback, ya que todo indica que las reacciones deben estar controladas: la degradación de la hemoglobina no puede ser más rápida que la cristalización de hemo. No saber exactamente los mecanismos del parásito ha estado retrasando el desarrollo de tratamientos contra la malaria, enfermedad que afecta centenares de millones de personas en el mundo, muchos de los cuales niños. Actualmente las resistencias que aparecen después de un uso continuado de un cierto fármaco antimalárico claman la necesidad de nuevos medicamentos eficaces. El siguiente paso es pues, ver cómo exactamente se coordinan la degradación de hemoglobina y la cristalización para poder encontrar un punto donde atacar. Si este sistema de información se interrumpiera, el parásito moriría.


Referencias:
S. Kapishnikov, L. Leiserowitz, Y. Yang, P. Cloetens, E. Pereiro, F. Awamu Ndonglack, K. Matuschewski & J. Als-Nielsen. Nature Scientific Reports (2017) 7, 802. DOI:10.1038/s41598-017-00921-2.

S. Kapishnikov, D. Grolimund, G. Schneider, E. Pereiro, J.G. McNally, J. Als-Nielsen & L. Leiserowitz. Nature Scientific Reports (2017) 7, 7610.
DOI: 10.1038/s41598-017-06650-w

 

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