En la línea de luz de infrarrojos del Sincrotrón ALBA se analizan muestras arqueológicas procedentes de dos esqueletos enterrados en una iglesia medieval de la antigua Herzegovina. El objetivo es identificar cómo el tejido de los huesos se ha desordenado y qué cambios ha sufrido con el paso de los años. Estos datos aportarán información sobre la influencia del medio ambiente y las condiciones de vida de la época.

Domaševo era una antigua colonia de la Edad Media de la vieja Herzegovina (hoy, Bosnia y Herzegovina). Fue mencionada por primera vez en un documento del siglo X escrito por Constantino VII en la región medieval de Travunia, una unidad administrativa y principado que formaba parte de la Serbia medieval (850-1371). Dentro de su núcleo histórico, se encontraron restos de tres iglesias que contienen varias lápidas medievales monumentales (llamadas "stećci" y que han sido propuestas como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO). Se cree que estas iglesias se construyeron entre el final del siglo XV y principio del siglo XVI. Una de ellas es la iglesia de San Pedro, una iglesia ortodoxa cristiana fundada por el duque Peter Zotovich en el siglo XV, donde además fue enterrado. Durante el 2014 se llevó a cabo una excavación arqueológica y se encontró una cripta con dos esqueletos. Se sabe que Zotovich sufrió un desorden de mineralización de los huesos. En la exhumación se identificó este problema en uno de los esqueletos. Asimismo, se están realizando análisis de ADN en paralelo para confirmar la identidad de Zotovich.

Ahora, la investigadora del Sincrotrón ALBA Tanja Dučic y Stevan Salatic, colaborador del museo de Herzegovina (Trebinje), están estudiando con luz de sincrotrón el desorden que presentan los tejidos de los huesos así como los cambios sufridos con el paso de los años. "Los huesos antiguos son importantes testimonios de la historia ya que guardan información significativa sobre las sociedades pasadas y además ofrecen información relevante sobre las diferentes etapas del desarrollo humano, incluyendo la dieta, la influencia medioambiental y las patologías. Los parámetros químicos que obtenemos aquí, gracias a las técnicas de luz de sincrotrón, pueden servir para entender el proceso de envejecimiento de los huesos, así como su estado a lo largo del tiempo", en palabras de Tanja Du

č

ic, investigadora principal.

En este proyecto se han utilizado distintos métodos de investigación basados en la luz de sincrotrón para conseguir información de los huesos como la presencia de colágeno, el contenido de fosfato y carbonato así como la mineralización y la sustitución de carbonato, que ocurre normalmente en los huesos arqueológicos.

Este estudio multidisciplinar implica la colaboración de distintos grupos de trabajo: arqueología, conservación y espectroscopia de cuatro países diferentes. En estudios previos en colaboración con los investigadores Camelia Borca del Paul Scherrer Institut (Suiza) y Anthony Parker del STFC-Rutherford Appleton Laboratory (Reunio Unido), encontraron metales pesados como titanio, manganeso y hierro en algunas de las muestras. También la espectroscopia de Raman mostró cambios inusuales en la biomineralización de los huesos, en especial en partes deformadas. Esta variedad de metodologías permite entender la mineralización, recristalización, pérdida de colágeno y sustitución de carbonato que tiene lugar en huesos antiguos.

A la izquierda, la investigadora Tanja Dučic en la línea de luz MIRAS en el Sincrotrón ALBA. A la derecha, imagen de una lápida "stecci" a Trebinje (Bosnia y Herzegovina).

El Sincrotrón ALBA

ALBA es una instalación científico-técnica singular nacional con alcance internacional, tanto por sus usuarios académicos e industriales, como por su plantilla. Se trata de un complejo de aceleradores de electrones cuyo objetivo es producir luz de sincrotrón, que permite visualizar y analizar la materia y sus propiedades a nivel atómico y molecular.

Esta infraestructura científica singular, en funcionamiento desde mayo de 2012, genera unas 6.000 horas de luz de sincrotrón al año y está a disposición de la comunidad científica y del tejido empresarial, con capacidad de dar servicio a más de 1.300 investigadores al año, en diferentes ámbitos científicos: física, química, ciencias de la vida, ciencia de materiales, patrimonio cultural, biología, nanotecnología,....