Sincrotrón ALBA
Un grupo de la Universidad de Granada averigua por primera vez la composición de los morteros y estucos de cal mayas, de una durabilidad extraordinaria y que han llegado hasta nuestros días en un excelente estado de conservación. En este trabajo publicado en Science Advances, se han analizado los materiales con los que se construyó el sitio arqueológico Maya de Copán (Honduras) entre los siglos IV y IX; con, entre otras técnicas, la línea de luz MSPD del Sincrotrón ALBA.
Un equipo de investigación de la Universidad de Granada ha descubierto el secreto de los antiguos constructores mayas, que produjeron morteros y estucos de cal de una extraordinaria durabilidad: morteros de cal fabricados con extractos de plantas.
El grupo investigador ha analizado los materiales con los que se construyó el sitio arqueológico maya de Copán, en Honduras. Las ruinas de esta ciudad maya construida entre los siglos IV al IX fueron declaradas Patrimonio Arqueológico de la Humanidad por la UNESCO en 1980.
A pesar de los numerosos estudios que se han realizado sobre estos materiales de construcción, “hasta la fecha no se sabía por qué los monumentos construidos por los mayas, en muchos casos, presentan en la actualidad un estado de conservación excelente, a pesar de haber estado expuestos durante más de mil años a un clima tropical muy agresivo”, explica el autor principal de este trabajo, el catedrático del departamento de Mineralogía y Petrología de la UGR Carlos Rodríguez Navarro.
Ahora estos se han analizado con técnicas de análisis muy resolutivas como la microscopía electrónica de transmisión y también la difracción de rayos X, en la línea de luz de sincrotrón MSPD del ALBA. Los rayos X generados con el Sincrotrón ALBA han permitido conocer exactamente la composición química y estructura de estos materiales. Se ha demostrado que los antiguos morteros y estucos de cal incluyen compuestos orgánicos y tienen un cemento de cristales de calcita (CaCO3) con características nano y mesoestructurales (estructura de dichos cristales desde escala atómica y molecular hasta micrométrica) similares a las de los biominerales de calcita (por ejemplo, las conchas de los bivalvos). Esto permitió a los constructores del sitio arqueológico maya de Copan obtener materiales de tan altas prestaciones.
Los investigadores pretendían probar que los compuestos orgánicos de los morteros de cal podrían desempeñar un papel endurecedor similar al de las (bio)macromoléculas en los biominerales de calcita (que tienen resistencia mecánica mucho mayor que la calcita puramente inorgánica), siguiendo las indicaciones de constructores locales de Copan que han heredado la tradición constructiva de la antigua civilización maya de la que descienden.
“Para ello, preparamos réplicas de morteros de cal dosificados con extractos ricos en polisacáridos de corteza de árboles comunes en el área maya, como es el caso del chukum (Havardia albicans) y el jiote (Bursera simaruba)" -explica Rodríguez Navarro-. "Nuestros resultados analíticos demuestran que las réplicas tienen características similares a las de los antiguos morteros y estucos mayas que contienen compuestos orgánicos. Además, hemos demostrado que, al igual que en los biominerales, tanto los morteros mayas históricos como las réplicas presentan un cemento de calcita que incluye compuestos orgánicos (polisacáridos) intercristalinos e intracristalinos, que imparten a la matriz del mortero un marcado comportamiento plástico y una mayor tenacidad y resistencia a la rotura, al tiempo que aumentan su resistencia a la alteración química, ya que reducen su tasa de disolución".
En conjunto, estos efectos, similares a los que permiten a las conchas de los moluscos o a las púas de los erizos ser enormemente resistentes, han hecho que los morteros y estucos de las construcciones de la antigua civilización maya hayan llegado hasta nuestros días en un estado de conservación en ocasiones excelente.
La naturaleza como modelo
Aparentemente, la tecnología de la cal desarrollada por los antiguos mayas, y probablemente otras civilizaciones antiguas que usaban aditivos orgánicos naturales para preparar morteros y estucos de cal, explotó fortuitamente una ruta biomimética (es decir, que imita a la naturaleza) para mejorar el rendimiento de los ligantes de estos materiales a base de cal.
“Finalmente, y a la luz de los resultados de nuestra investigación, el uso de extractos de plantas en la actualidad podría ayudarnos a desarrollar nuevos morteros, enlucidos y estucos a base de cal optimizados y compatibles para la conservación del patrimonio histórico-artístico y la construcción moderna y sostenible. Además, nuestros resultados allanan el camino para el diseño de nuevos ligantes biomiméticos a base de cal que incluyan compuestos orgánicos naturales o sintéticos con funcionalidades específicas, o con efectos endurecedores conocidos, como los de los compuestos orgánicos presentes en los biominerales calcíticos”, concluye Rodríguez Navarro.
Este trabajo, que forma parte de un proyecto de investigación en colaboración con la Universidad de Harvard, la Fundación Santander, el Instituto Hondureño de Antropología e Historia de Honduras, y el equipo del Laboratorio de Conservación de Esculturas Maya (LACEM) de Copán (Honduras), se ha publicado en la revista científica Science Advances, una de las más prestigiosas del mundo.
Análisis de difracción de polvo con luz de sincrotrón obtenidas en la línea de luz MSDP del Sincrotrón ALBA de estucos de cal y réplicas mayas.